viernes, 7 de octubre de 2011

La Piedra Bruta


 Una mañana fría de otoño me fui al bosque, tenía una tarea, investigar y escribir una plancha sobre la piedra bruta, para eso decidí buscar una piedra sin tallar, empecé a buscar entre la tierra, esperaba encontrar una que no fuera tan grande pero tampoco tan pequeña, saque varias, pero ninguna fue de mi agrado, hasta que al fin una llamó mi atención, estaba a medio cuerpo bajo tierra, gusanos y humedad llena de barro la acompañaban, la limpie un poco con mis manos, luego busque una toma de agua donde le quite el sucio de la tierra  para ver su forma y  su color con mas claridad, era áspera y su color un gris húmedo, pesaba un poco, su tamaño era perfecto para poder ser trabajada. Esperaba encontrar correspondencias con ella, y recordé en un principio mi estancia en el cuarto oscuro el día de mi iniciación, estaba ahí  como yo, bajo tierra, en un espacio frío y oscuro.
Más adelante me senté en una roca grande, puse la piedra a mi izquierda mientras la observaba, tenia una forma ovalada e irregular, dura como cualquier piedra, y pensé que sería difícil tallarla, en principio ni siquiera tenía los instrumentos para hacerlo, así que no me quedaba otra cosa que pensar en ella. 
Estuve un largo tiempo ahí, mirando la piedra, buscaba formas en ella, vi un rostro desfigurado, pero sus formas abstractas predominaban, pensé que esa piedra era mi piedra, que ese rostro era mi rostro, la de la aprendiza que era, una piedra que ha vivido toda su vida bajo tierra, intacta como la naturaleza la creo, sin ningún tipo de trabajo, entonces me pregunte ¿que podía hacer con ella?, sería capaz realmente de tallarla? Era muy dura pensé, ¿sería yo también así de dura?, ¿como podría darle forma?, que instrumentos necesitaría para tallarla y después pulirla.
Después pensé en dejarla ahí, pero decidí llevarmela, la metí en la mochila y en mi espalda la lleve a casa, sentí el peso en mis hombros, cuando llegue, baje al sótano donde tengo mi taller de pintura, pensé que la piedra continuaría bajo tierra y que mientras trabajaba podía seguir pensando sobre las correspondencia que había entre ella y mi persona.
Las preguntas continuaron, muchas veces sin respuestas, ¿cuáles serían esas correspondencias que nos unían?
Pensé en la edad que podría tener esta piedra, en como el tiempo le había dado forma o simplemente esta fue su forma originaria, una forma completamente abstracta pero con mucho mas potencial, ahora estaba en mi culminar la obra de la naturaleza.   ¿ Tendría realmente importancia el factor tiempo en ella? Entonces pensé en el valor de mi tiempo, ahora que comenzaba a crecer, pero las piedras no crecen pensé, e inmediatamente me respondí, pero si son capaz de transformarse y cambiar su forma, el agua, el sol pueden en la naturaleza darle otra apariencia a la misma.  De hecho ya la piedra empezaba a tener otro color con tan solo sacarla de la tierra.
Me parece que hay algo de eternidad en ella, una eternidad que con el tiempo se va transformando, si esta piedra hubiera estado bajo la corriente de un río por ejemplo, el agua la hubiera limpiado y pulido con el tiempo, dándole un aspecto mas ovalado y lizo.  ¿Cuál es mi tiempo o cual ha sido mi historia? Podría remontarme desde el origen de mi primer ancestro, incluso al origen del hombre, estaría entonces yo arrastrando toda la humanidad es sus mas claros defectos y virtudes, defectos que sin trabajo no han podido ser pulidos, que han estado ahí generación tras generación,  esperando ser reajustados o trabajados para lograr una armonía capaz de encajar con las otras en la construcción del templo,  limpiando el barro, y tallando sus irregularidades para darle una forma perfecta,  pero es difícil verse uno mismo, entonces pensé en mi madre, en mi padre, mis abuelos y en lo que han sido o fueron ellos, y en lo que por ende yo soy como una continuidad,  defectos que arrastramos genética y espiritualmente, defectos que debo trabajar para que mis próximas generaciones puedan rectificar esas asperezas , pero como podría yo hacer algo de tal magnitud, meditando sobre mis errores,  esas mismas imperfecciones y asperezas que la piedra muestra son las mismas que yo debo trabajar en mi personalidad, en la mascara deformada  con la que envuelvo todo mi potencial y donde mora el anhelo de perfeccionarme como individuo y poder evolucionar o transformarme, pasar de esa piedra intacta como la naturaleza la creo a una piedra debidamente trabajada.

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